
Lisa y El Cangrejo
La marea baja dejaba al descubierto un vasto lienzo de arena húmeda, donde las huellas de la vida marina se entrelazaban en un intrincado tapiz. Una brisa suave acariciaba la costa, llevando consigo el aroma del océano.


La Falsa Seguridad
Cuando tenía veintipocos años creía que conquistaría el mundo sin equivocarme, puesto que había estudiado el manual de los manuales: Psicología. Por aquella época me creía omnipotente.
El Escritorio
Mi primer escritorio ingresó a casa a los nueve años, era angosto, de pino, y en él se apoyaba una biblioteca. Recuerdo haber escrito redacciones con lapicera de tinta en hoja Rivadavia, haber estudiado “El descubrimiento de América” de mi primer libro de Historia,

Adiós a las Hojas Secas
Donde vivo hay un camino que se llama Avenida del Mar. Suelo observar los árboles cuando voy en sentido contrario al agua, son altos, y es por obra del viento y de sus ramas que interpretó las diferentes estaciones.

Por Maldonado
En éste pueblo casi inhóspito en invierno, las ideas aparecen como hojas en otoño, sencillamente las voy juntando, ayuda mi capacidad para ver, no la realidad dada, sino las posibilidades de la ficción.

El Territorio
Mi bandera, el psicoanálisis, se apoya en lo que me atrevo a llamar la doctrina freudiana y lacaniana.

De viaje en viaje
Hubo un tiempo en el que, según mis ojos, todo era mágico. Solía viajar mucho con mi madre, luego con mi padre, como también en familia.

Una noche de domingo
El sol nos dió en la cara aquella tarde, armamos la escena con unas sillas que cargamos con una mano, una cuadra y media a pie, hasta la playa.


El Devenir
En un verano de tristeza, encontré refugio en la escritura. Mi primer texto marcó el inicio de mi viaje como escritora, guiada por el apoyo de mis mentores.